Se le empieza metiendo por las narices del difunto unos hierros encorbados y después de sacarles con ellos los sesos, introducen allí drogas e ingredientes. Abiertos los ijares con piedra de Etiopía aguda y cortante sacan por ellos los intestinos y lo lavan con vino de palma y luego con aromas molidos cocen últimamente la abertura. Después de estos preparativos adoban secretamente el cadáver con hitio durante 70 días, único plazo que se concede para guardarle oculto: luego se le faja con ciertas vendas cortadas de una pieza de finísimo lino untándolo con goma que sirven los egipcios enves de cola.
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